SAQUEADORES DE ESPUMA. La ciudad y sus grietas.
Lurdes Martínez

Editorial: El Salmón. 171 páginas.
Por Eugenio Castro
El libro lo conforman cuatro lugares: I. La experiencia arruinada. II. La ciudad y sus grietas. III. Exterioridad. IV. La experiencia reencantada.
En las dos centrales se reúnen, por amplitud de exposición y concentración de pensamiento, los contenidos de la primera y la cuarta. Es la consecuencia de una disposición dialéctica. Desgranar cada apartado permitiría obtener una riqueza de matices necesaria. No tenemos espacio. Pero la confluencia que se consigue testimoniar entre la experiencia diaria de la ciudad y la experiencia alternativa de la exterioridad (y diría: naturaleza) alcanza un equilibrio perentorio. Al respecto, la autora tensa y relaja significativamente los vínculos entre ambas esferas. Lo hace sin igualar: lo que es de la ciudad conserva una autonomía irreducible; lo que es de la exterioridad ostenta la misma condición. Pero la experiencia de lo maravilloso en un sitio y otro (el eslabón encontrado), si puede decirse que hermana los dos ámbitos, aunque no ha de concluirse que los nivele: lo maravilloso mantiene la diferencia radical de uno y otro. Esta preocupación por la correspondencia entre vida en la ciudad y fugas hacia la naturaleza, y su desarrollo particular, confiere al libro, desde un punto de vista conceptual, asenso, convicción y belleza.
Se puede emplear la imagen del vaso comunicante para subrayar lo que es una persecución de lo armónico que vertebra la vida de la poeta: si el suelo crítico sostiene este pensamiento, aquí y allí, el subsuelo poético, esto es, lo que precede y anima lo subsiguiente, es lo que alumbra. Mi particular inclinación a su experiencia y concepción de la exterioridad me lleva a sostener que el libro alcanza su último relieve, el más esperanzador, el más contagioso, en la naturaleza: en esta late el destino mismo de la ciudad.